ÁRBITROS:
Alberto Sánchez Ingidua. Asistentes: Javier López Candanedo, Nicolás Suárez Larren.
El Coruxo muy blando, sin garra, con errores reincidentes y que costaron goles. Siempre es importante resaltar tres conceptos en esta trilogía que nos tiene agarrotados: Todos remamos en la misma dirección, siempre defenderemos a los jugadores y cuerpo técnico, y siempre haremos autocritica. A fin de cuentas sin autocritica no se reconoce la realidad.
Calidad, talento, gol, y muchas más cualidades del jugador y del conjunto por extensión, pero el componente que hace funcionar todo en el fútbol se llama "Competir", a fin de cuentas en la vida y en el día a día existen leyes no escritas pero que todas las personas las conocen y las respetan.
En el fútbol también existen leyes no escritas, pero sólo una es como una religión innegociable "Competir", porque competir acerca al pequeño con el grande, competir es sinónimo de orgullo, de querer y sentirse respetado, de no tenerle miedo a nada ni a nadie.
Competir no se puede enseñar al 100%, ya que es el propio jugador quien tiene que mostrar predisposición para ello. En el fútbol se podrá reconvertir un extremo en lateral, un centrocampista en central, un delantero en extremo, y tener éxito en la metamorfosis del propio jugador y del conjunto.
Pero "Competir" siempre estará supeditado al estado mental del jugador, a su fortaleza y a sus ganar de ganar, tener fuego en las venas y orgullo para tirar muros, y ahí está este Coruxo, que le falta tener mentalidad troyana, mirada de guerrero, y actitud militar con pisadas que desgasten el césped.
Competir tiene que salir de uno mismo al 100%, ley no escrita del fútbol.